
La ciencia resarce su inmensa deuda con las células inmortales de Henrietta Lacks
La ciencia resarce su inmensa deuda con las células inmortales de Henrietta Lacks
08/11/2020 Nius
En 1951, Henrietta Lacks, una joven afroamericana madre de cinco hijos visitó preocupada el Hospital Johns Hopkins de Baltimore en Maryland. Henrietta sufría un sangrado vaginal anormal. Tras el examen, las aciagas suposiciones solidificaron en el diagnóstico del eminente ginecólogo Dr. Howard Jones, pionero y visionario en la medicina reproductiva y padre de la fertilización in vitro en los Estados Unidos de América. Jones descubrió que Henrietta tenía un gran tumor maligno en el cuello uterino.
La visita al Hospital Johns Hopkins no fue casual. El hospital fue creado en 1889 gracias a la donación de diecisiete millones de dólares que Johns Hopkins, un empresario abolicionista y filántropo estadounidense, decretó en su testamento. Hopkins ordenó que la fortuna fuera destinada a la construcción de un hospital de beneficencia y una universidad asociada que mantuvieran especial énfasis en el cuidado de personas necesitadas e indigentes, sin importar la edad, el sexo o la raza. Por cierto, que el recuento que hace la John Hopkins de los casos de coronavirus es referencia mundial.